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Revista Familia

lunes, 1 de noviembre de 2010

hiperactividad infantil

¿Qué es la hiperactividad?
La hiperactividad es un trastorno de la conducta en niños. Se trata de niños que desarrollan una intensa actividad motora, que se mueven continuamente, sin que toda esta actividad tenga un propósito. Van de un lado para otro, pudiendo comenzar alguna tarea, pero que abandonan rápidamente para comenzar otra, que a su vez, vuelven a dejar inacabada. Esta hiperactividad aumenta cuando están en presencia de otras personas, especialmente con las que no mantienen relaciones frecuentes. Por el contrario, disminuye la actividad cuando están solos. El TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad) es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un importante componente genético
Personalidad de un niño hiperactivo
Estos niños son especialmente problemáticos, poseen un espíritu destructivo, son insensibles a los castigos, inquietos y nerviosos. También son niños difíciles de educar, ya que pocas veces pueden mantener durante mucho tiempo la atención puesta en algo, con lo que suelen tener problemas de rendimiento escolar a pesar de tener un cociente intelectual normal. Son muy impulsivos y desobedientes, no suelen hacer lo que sus padres o maestros les indican, o incluso hacen lo contrario de lo que se les dice. Son muy tercos y obstinados, a la vez que tienen un umbral muy bajo de tolerancia a las frustraciones, con lo que insisten mucho hasta lograr lo que desean. Esto junto sus estados de ánimos bruscos e intensos, su temperamento impulsivo y fácilmente excitable, hace que creen frecuentes tensiones en casa o en el colegio. En general son niños incapaces de estarse quietos en los momentos que es necesario que lo estén. Un niño que se mueva mucho a la hora del recreo y en momentos de juego, es normal. A estos niños lo que les ocurre es que no se están quietos en clase o en otras tareas concretas.
¿Porque se da la hiperactividad en los niños?
Ø  Inadecuado manejo de los padres en la educación de sus hijos
Ø  Trato agresivo por parte de los adultos.
Ø  Imposición de órdenes y prohibiciones absurdas a los niños.
Ø  Poca libertad ante una iniciativa del niño.
Ø  Organización de la vida del niño de manera inadecuada
Ø  Problemas durante el embarazo.
Ø  Mala manipulación durante el parto (Forcet, etc).
Ø  Enfermedades infecciosas graves durante las primeras edades.
Ø  Algún golpe fuerte recibido.
Ø  Algún defecto o enfermedad física.
Ø  Estado de ansiedad
Síntomas en un niño hiperactivo
Los síntomas se clasifican según el déficit de atención, hiperactividad e impulsividad:
Ø  Dificultad para resistir a la distracción.
Ø  Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
Ø  Dificultad para atender selectivamente.
Ø  Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
Ø  Actividad motora excesiva o inapropiada.
Ø  Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
Ø  Dificultad para mantenerse sentados o quietos en una silla.
Ø  Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
Ø  Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se reprimen.
Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
Ø  Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen.
Consecuencias de la hiperactividad
La mayor preocupación que debe reportar la hiperactividad no son las conductas que provoca, sino las consecuencias de estas conductas. Y es que el hecho de que el niño no preste atención no es un problema tan grave como el hecho de que esa falta de atención le impida aprender muchas de las tareas escolares básicas. Así, conviene que los familiares de los hiperactivos conozcan las principales consecuencias de este trastorno y la forma en que va a afectar al niño. En primer lugar, lo más común es que el comportamiento inquieto e impulsivo tenga como consecuencia la dificultad para hacer algunas tareas, así como la incorrecta realización y, sobre todo, problemas de disciplina y dificultad para relacionarse con otros niños.
Por otro lado, hay que señalar que, normalmente, y debido al desconocimiento de la hiperactividad por parte de las personas que rodean al niño, éste suele ser continua fuente de recriminaciones y calificaciones como la de 'desobediente'. Esto suele conllevar una serie de problemas emocionales, como la falta de autoestima, la dependencia o el bajo nivel de tolerancia. Asimismo, se puede producir depresión, ansiedad e, incluso, agresividad. Por ello, ante la sospecha de que el niño sea hiperactivo hay que acudir inmediatamente al médico con el fin de que él diagnostique con seguridad este trastorno e indique a los familiares la forma en la que debe actuar.
En conclusión las consecuencias son:
Ø  Trastornos de la Personalidad.
Ø  Trastornos del Aprendizaje severos.
Ø  Trastornos del Lenguaje.
Ø  Delincuencia Juvenil.
Ø  Alcoholismo, Tabaquismo.
Ø  Violencia, Agresividad.
Tratamiento para la hiperactividad infantil
v  Tratamiento farmacológico
v  Tratamiento para la modificación de la conducta (Tratamiento conductual)
v  Tratamiento combinado o multimodal
El tratamiento debe ser el indicado para cada paciente ya que no todos son los mismos casos.
Tratamiento farmacológico:
Los síntomas nucleares del TDAH (falta de atención, hiperactividad e impulsividad) tienden a responder mejor al tratamiento farmacológico por lo que el médico necesita determinar qué medicamento es más efectivo para cada paciente y en qué dosis. El tratamiento farmacológico se basa en el uso de estimulantes o de no estimulantes.
Tratamiento para la modificación de la conducta:
En muchos casos, especialmente en aquellos niños y adolescentes cuya conducta es muy negativa en la escuela, con sus compañeros o en casa con sus familiares necesitan ayuda sistemática para desarrollar patrones de conducta más adaptados. En estos casos, además de la medicación, puede ser útil aplicar algún tipo de tratamiento para modificar la conducta (Tratamiento conductual). Las técnicas empleadas en la terapia conductual para el tratamiento del TDAH incluyen el desarrollo de habilidades organizativas y de habilidades sociales, así como la educación especializada e individualizada cuando sean necesarias.
Intervenciones con los padres:
Muchos programas conductuales inician con un componente educativo para los padres acerca de las causas del TDAH en general y de la conducta desafiante. Los padres necesitan entender que el TDAH realmente produce un deterioro en los niños y deben por tanto ajustar sus expectativas de acuerdo a ello.
Aunque existen muchos métodos diferentes, todos ellos incluyen técnicas conductuales básicas tales como proveer instrucciones claras y concisas o el recompensar una conducta apropiada. La organización del tiempo y el espacio del niño también puede ser útil.
La adolescencia puede ser un tiempo particularmente difícil para el paciente con TDAH y sus padres. Existen programas conductuales específicos que han sido desarrollados para encarar los problemas de la familia del adolescente con TDAH.
Intervenciones escolares:
En España, son muy pocas las escuelas y maestros que apoyan el uso de intervenciones en la clase, aunque son cada vez más frecuentes las actividades y el interés de los maestros sobre el TDAH. El establecer un método efectivo de comunicación entre los maestros y los padres es un componente crítico para el éxito de estas intervenciones. Un método que parece ser útil es la tarjeta de información diaria. De esta manera los padres pueden reconocer y recompensar a su hijo por las conductas favorables que han tenido en el colegio.
La psicoterapia:
Es una opción para aquellos pacientes con TDAH que requieren una atención individualizada más intensiva.
Tratamientos combinados o multimodal:
Algunos pacientes obtienen un mayor beneficio de la combinación de un tratamiento farmacológico junto con un tratamiento conductual que otros. El médico podrá determinar si es el caso durante el tratamiento.
El control de la evolución de los síntomas
En esta fase se compara el grado de mejoría de los síntomas en relación a la severidad inicial y supone una pieza clave del tratamiento del TDAH. El control de la evolución de los síntomas se realiza en diferentes entornos del paciente, tales como el aprendizaje y el rendimiento académico, las interacciones dentro de la familia, las relaciones con sus compañeros y en situaciones externas como actividades deportivas, etc.
Idealmente los siguientes parámetros deberían mejorar con el tratamiento:
  • El rendimiento académico
  • El comportamiento en clase
  • Las interacciones dentro de la familia
  • Sus relaciones con los compañeros
  • La autoestima
En casos en los que resulta necesario, se pueden añadir intervenciones adicionales y a medida que el paciente vaya madurando, cambian sus necesidades individuales, familiares y ambientales, por lo que los planes terapéuticos se deberán adaptar para adecuarse a las necesidades terapéuticas de cada individuo




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